22.09.2006 Carlitos

22 septiembre 2006 a las 12:31 | Publicado en Empezamos | Deja un comentario
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como considero demasiado breve y sucinto (toma palabra!) lo contado por laura en su largo mensaje, me permito ampliar su relato en lo referente a mi estancia en con ellos. 

 día 28 de julio. Aterrizaje en Cartagena de indias con recepción de laura en el aeropuerto incluida (esto no lo ha hecho nunca ni mi madre que bien me quiere). Detallazo.

 Tardenoche de fotos, presentaciones (carlitos, suri; suri, carlitos) y de tres esquinas, que no son las que tiene talula sino el nombre del Ron Con Mayúsculas de colombia.

 luego, un día para llenar carros de la compra en el súper, de arreglar el zarpe de colombia, de despedirnos de los amigos de la marina y poco más, pues el capitán ya tenía el plan de navegación más que cerrado. por cierto, nunca he llenado hasta arriba dos carros de supermercado en tan poco tiempo y con tanta profesionalidad a la hora de elegir lo bueno y barato.

 al día siguiente por fin iniciamos travesía de día y medio hacia isla pinos en el archipiélago de san blas (panamá) con un carlitos tan emocionado que hubiera hecho él solito todas las guardias.

a quince millas de cartagena nos cruzamos con rubén, un vasco del que luego hablaremos. durante la travesía constantino (el nombre  de pila del  motor volvo del talula) no fue muy necesario porque el viento ayudó. descansa tranquilo viejo.

 la visión de isla pinos «la isla con perfil de ballena» me emociona. no es ni por asomo la más bonita isla de san blas, pero es MI primera isla del caribe en ¿lomos? del talula. esa tarde estreno mis patos decathlon y alcanzo la isla a nado para hacerme un peeling mecido por las olas en su playa de arena blanca salpicada de conchas y pedacitos de coral.

 días de sol, ron al atardecer, gafas de buceo que se empañan qué más da y de canoas kuna que pasan cerca del talula con un saludo en la mano.

noche de chocosano en la que como decía laura estuvimos a punto de irnos contra la roca. 

 mañana en la que para mis adentros me di cuenta del gran equipo que hacen estos dos.

 despedida de isla pinos con visita al poblado y paseo con david, el guía oficial que nos introdujo en la cultura kuna y nos paseó por una isla con menos mosquitos de los esperados.

 un día más (ya he perdido la cuenta) para llegarnos a cayos holandeses con tan mala suerte de llegar con la luz demasiado alta como para ver claramente los corales, pero con tan buena suerte como para encontrarnos con el barco de leonardo, uno de los dos «ángeles» que nos iluminaron en los días que estuve en talula. 

 (lo de los «ángeles» es algo en lo que podría extenderme mucho, pero se refiere a esa gente que aparece casi de la nada y te ayuda desinteresadamente en un momento en el que lo sepas o no, necesitas ayuda. creo que en el mar todos tienen al menos un ala de ángel escondida junto al ancla. en talula yo he visto un par de ellas).

 salvando a los yankees y a los vientos que vienen de todas partes y que te hacen girar como un tiovivo, cayos holandeses es la visión más cercana al paraíso caribeño que yo me he traído de mi estancia breve con los chicos. se trata de una bañera esmeralda en la que puedes nadar a pulmón hasta tocar el fondo con una barrera de coral alrededor que lo convierte en una piscina tranquila y libre de tiburones (de tiburones de los malos me refiero). entre las actividades preferidas de aquellos días fue esnorquelinear junto a suri buscando un ancla que yo había creído ver en el fondo, y que resultó ser en realidad un par de pilas de 1.5 voltios tiradas por algún desaprensivo. ese día laura y joan antoni se convencieron de mi graaaan imaginación.

 de cayos holandeses fuimos a porvenir, la capital del archipiélago y único puerto de san blas donde formalizar nuestra entrada a colombia. 

 el mismo día que llegamos, además de que se nos estropeó el motor del dingui también llamado auxiliar o para entendernos el barquito que se usa para ir a tierra, a talula le salió su primer charter. laura y joan antoni pusieron de condición para hacer el charter que yo me quedara. un piropo de primer orden. realmente estábamos pasándolo bien juntos. 

 además de lo que cuenta laura sobre las conversaciones de alta temperatura ideológica que para mi resultaron interesantes y constructivas, fue en estos días mi peor momento en talula. el capitán me ofreció el privilegio de ser sus ojos desde lo alto del mástil de mayor para entrar en los fondeos, y en el último de todos, en isla perros creo que era el nombre, llevé a talula directo a los corales. cuando dejamos a los «invitados» en la playa, y tras una reunión de los tres para analizar lo sucedido, todos aprendimos mucho. desde ese día laura se sube al mástil. y yo doy gracias al «ángel» invisible que ese día hizo que no ocurriera nada importante y a la generosa reacción de laura y joan antoni.

 despedida de los charteristas por la mañana y cena de mi despedida de talula que en realidad se convirtió en cena de «nos encantaría que cuando acabes tu viaje por california vuelvas a talula hasta el final de tus vacaciones». me emocioné, la verdad. Me sentí un puto privilegiado con extensión de visado en el paraíso. gracias joan antoni. gracias laura.

 de mi noche en panamá y de mis tres semanas en los usa os puedo hablar en otro momento. esto va de mis semanas en el talula, de mis días en el lugar donde no existe el ketchup.

 el caso es que a las tres semanas volé desde san francisco a panamá city de nuevo para encontrarme con los chicos e ir a las islas de san blas. 

 ya desde mi aterrizaje los planes empezaron a cambiar, en la que sería la tónica de mis dos últimas semanas en talula. 

 por razonables motivos marineros y por las lluvias, la idea de ir a san blas tuvo que abandonarse. mis planes de ponerme moreno para matar de envidia (sana, por supuesto) a medio barcelona también se fueron al garete por las nubes dichosas. nuestra estancia breve en colón se convirtió en cinco días de angustia y cervezas… y pese a todo, siendo dos semanas absolutamente opuestas a las primeras en talula, fueron, son, dos semanas inolvidables.

 en colón, en los días de angustia en los que creímos que constantino el motor volvo amigo de leticia la placa solar tendría que ser desmontado por completo, nos reencontramos con rubén convertido en «ángel». no sólo convenció a joan antoni de que el motor no había que desmontarse, sino que a todos nos enseñó una manera positiva de afrontar las cosas.

 rubén también consiguió que nos riéramos mucho y que yo viviera una auténtica noche de mujeres y lobos de mar cuando fuimos a un bar de striptease, que es el único bar al que un extranjero puede ir en colón, la ciudad más peligrosa de panamá. os dibujo el grupo: rubén, vasco de 31 con seis años en solitario desde que salió de españa; shaun, sudafricano de 40 que viaja en tándem en su barco junto al velero de david, 74 años, galés con mentalidad de rolling stone  que está en su tercera vuelta al mundo y al que sólo quedan 1000 dólares en el banco de aquí al final de sus días; un niño de 16 años hijo del capitán de un velero italiano y un servidor, hombre de la meseta. la noche fue larga pero no quiero alargarme con la anécdota morbosa. simplemente cerrar diciendo que no, no me fui con ninguna mujer mala aunque sorprendentemente estaban todas muy buenas.

 salimos de colón sin hablar más del motor (desde ese día hablar del motor fue tema maldito como lo es para los argentinos hablar del impresentable presidente con patillas blancas que les llevó a la banca rota) y remontamos el cercano río chagres. laura lo ha descrito muy bien en su correo. yo añado que me sentí como martin shean remontando el mekong en busca de marlos brando en apocalipse now. aparente calma total rodeada de aullidos de monos y de peleas en el agua presumiblemente de los esquivos cocodrilos. una experiencia única. superbrutal.

 y de ahí a la última etapa, en mi caso con la mochila ya llena de melancolía. aún no he aprendido a sobrellevar la tristeza de las despedidas, el dolor del paraíso perdido. 

 llegamos a portobello, pequeño pueblo que es en realidad una historia de piratas. más chocosanos. nuevos encuentros con amigos del talula: bruno y sus niñas, el tonto dacapo, leonardo el «ángel» y el barco de su hija que garrea… esto se acaba. mi cabeza empieza a estar en una ciudad con mar en la que no se siente la brisa del mar y la de laura y joan antoni en las importantes decisiones que tienen que tomar en breve.

 la última cena. carlitos se guarda las gracias y la pena para otro día. esa noche toca intentar devolver algo de todo lo recibido en forma de consejos no solicitados, de poner su granito de arena para que la historia de sus amigos continúe por buen puerto, esté  en el pacífico o en un campo de melocotones en tarragona. ¡qué tontería! como no podía ser de otra forma, laura nos informa que talula sigue su búsqueda del mediterráneo por el oeste. talula sigue su odisea, una odisea que hoy más que nunca, también es la mía.

 chicos, aún nos quedan muchos días más en el paraíso.

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