06.05.2006 Cambio de planes

6 May 2006 a las 20:06 | Publicado en Empezamos | Deja un comentario
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 Hace casi dos meses que abandonamos oficialmente las tierras venezolanas para dirigirnos a República Dominicana y Cuba pero en el camino hicimos un alto en
la isla Tortuga, más concretamente en un pequeño cayo que hay al lado llamado Herradura y por cosas de la vida, allá nos pasamos más de diez días limpiando el
casco y disfrutando de la tranquilidad que ofrecían esas aguas turquesas y transparentes que te permitían ver el fondo del mar y observar todos los peces que nos acompañaban durante las horas de limpieza del casco que no fueron pocas pero que al menos, se hacía más agradable rodeados de pececillos que aprovechaban todo lo que saltaba del casco para zampárselo sin importarles que un humano estuviera a su lado. Eso si, el trabajo lo acompañábamos de paseos por la tarde para que Suri corriera por la playa y saltara las olas que se formaban en un pequeño istmo

 que se adentraba en el mar separando el fondeo del mar abierto. Paseos en cuya visión cegadora de tanto blanco y tanta  luz, era rota por un solitario tronco torcido que había al final de la playa.

Y así, sin más paisaje que este, cielo, mar, arena, tres cabañas de pescadores, un faro y un tronco torcido, abandonamos Tortuga para adentrarnos en Los Roques. Al principio no lo teníamos claro de poder estar aquí unos días ya que Los Roques es un parque nacional por el que hay que pagar una considerable suma de dólares si quieres disfrutar de sus aguas y de sus islas. Además, nosotros ya habíamos hecho la salida oficial del país por lo que era otro punto en contra nuestro. Pero bueno, como ya teníamos información de otros barcos, decidimos anclarnos en
una de las entradas a este pequeño archipiélago llamada Sebastopol. De allí y más concretamente de un fondeo llamado Buchiyaco que era una barrera de coral
que separaba el mar del archipiélago y otra barrera detrás de ti que separaba la laguna del manglar, nos dirigimos hacia Crasqui con otro barco que conocimos
en Tortuga. El trayecto duró unas tres horas y la verdad es que hacía tiempo que no disfrutaba tanto de la navegación. La mar estaba tranquila (era como navegar en un lago), el viento era perfecto y el sol lo teníamos detrás por lo que podíamos divisar perfectamente las islas de coral y así poderlas esquivar. Llegamos a Crasqui, y paramos tres días aquí aunque decidimos abandonar este lugar ya que estaba demasiado cerca del Gran Roque (es la isla principal) y además era imposible darse un baño por la cantidad  de medusas que había. El problema era tan grande que nos teníamos que ir a la playa a bañarnos en medio de los turistas que miraban con caras raras viendo a dos personas con la cabeza totalmente enjabonadas en la orilla de la playa y realizando sus pertinentes aseos…..y de aquí saltamos a Cayo Carenero donde estuvimos una semana más disfrutando de la compañía de Ezequiel, un pescador

que vino a ofrecernos langostas con un dedo en forma de champiñón y que a base de desinfectárselo y dándole nolotiles para el dolor, fue recuperando su forma habitual. El hombre estaba tan contento que nos regaló 5 langostas que al final no sabíamos ya ni como prepararlas: que si con curry, con pasta que si langosta con huevos para desayunar…en fin, aumentando el colesterol. Aunque la parte negativa de ello era el momento de la ejecución de la langosta.

La forma más cómoda según Peter (el barco que iba con nosotros) era arrancándole la cabeza de cuajo y luego, con una de sus antenas, se introducía por el ano para limpiar los intestinos. Otra opción era ponerla entera a fuego hirviendo pero el problema es que no llevamos olla tan grande para esta clase de eventos. En fin, supongo que es más fácil cuando te la sirven ya cocinada en la mesa y así poder evitar traumas de este tipo. Pero la alegría se acabó cuando
llegó Semana Santa y el fondeo se llenó de miles de motoras todas ellas con los papás, mamás y los niños de los papás y mamás que se paseaban a toda hora con
las auxiliares por medio del fondeo siendo imposible nadar alrededor de tú barco a no ser que quisieras jugártela y que entonces tú pasaras a ser posible langosta y te arrancaran la cabeza de cuajo con una hélice…..pero eso no fue todo; llegó la Semana Santa y los oficiales empezaron a pedir papeles y como no, a Peter y a Gina les tocó el turno. Nosotros tuvimos suerte pero igualmente al día siguiente muy tempranito y muy dignamente recogimos el barco y tras despedirnos
de Ezequiel que justo ese día iba a celebrar el cumpleaños con nosotros en su ranchito, nos fuimos a Las Aves.

 La verdad es que el cambio fue gratificante ya que era lo mismo que Los Roques aunque con millones de aves y sin motoras. Aquí estuvimos una semana más disfrutando de las garzas y de los piqueros de patas azules, además de sus crías ya que todos los manglares estaban a rebozar de aves con plumón blanco. Aquí tuvimos nuestra primera experiencia como enfermeros ya que el penúltimo día antes de volver al continente para comprar comida fresca y coger agua, llegó Gina al barco echa un manojo de nervios y llorando para pedirnos ayuda ya que Peter se había hecho un corte muy profundo. Sin pensármelo dos veces, saqué todo el material para la ocasión mientras pensaba que hacer en un caso así. Salimos rápido para allá con el miedo de que hubiera una hemorragia fuerte y que la cosa se pudiera complicar. Cuando llegamos, Peter se tapaba el labio superior con una tela y cuando nos mostró la herida, se nos puso la piel de gallina al ver semejante corte. Aquello era imposible de coser y más aún si no tienes idea. La profundidad era increíble pero al menos no había hemorragia. Finalmente decidimos ponerle tiras para engancharle la carne aunque sin saber muy bien como sería el resultado. Ahí se puso Joan Antoni manos a la obra e intentó dejárselo lo mejor posible, al fin y al cabo la cirugía estética está muy avanzada para estas cosas no?. Y os preguntaréis como se lo hizo: pues bien parece ser que estaba en plena discusión con Gina (a estas horas Gina está en Colombia con su familia y Peter sin Gina) y tenía una botella de medio litro de Coca Cola en sus manos. El enfado fue a tanto que cogió la botella y la lanzó contra una mesa, teniendo la mala suerte que esta rebotó y le fue a dar justo debajo de la nariz. La verdad es que todavía no me puedo creer que una botella de plástico hiciera esto pero bueno, tampoco me sorprende de hasta donde puede llegar la maldad de los gringos, así que ya sabéis, desconfiad de la Coca Cola y bebed Mirindas (lástima que ya no haya). Al ver que en dos días no hubo infección ni demasiada hinchazón, nos fuimos a Chichiriviche (costa venezolana) y ellos a Bonaire (siguiente isla). Al final estuvimos una semana en Chichiriviche y desgraciadamente la despedida de Venezuela fue de lo más triste. Motivos: grosería, suciedad en las islas y desprecio. La primera, pues básicamente por el trato que te daba la gente aunque tú pusieras la mejor de tus sonrisas; la segunda, estábamos en una isla que pertenece a otro parque nacional. Pues bien, después de Semana Santa, era increíble la cantidad de residuos que había por todas partes, millones de botellas de cervezas, plástico, comida…, haciendo que los paseos por ella fuera de lo más desagradable por no decir nada del olor que nos llegaba al barco. Y de la última mejor ni recordar. En definitiva, nos fuimos con un mal sabor de boca al ver como este pueblo venezolano, orgulloso hasta la médula de su nacionalidad, han perdido toda una serie de valores y además son tan arrogantes que son incapaces de ver como lo tienen de difícil para escapar de todas estas carencias. Les deseo suerte porque creo que la van a necesitar.
Y de Chichiriviche hacia Curaçao. Aquí ya llevamos más de una semana.

 La isla en si no ofrece ningún atractivo natural pero si sus casas de colores (es una colonia holandesa) y su idioma oficial: el Papiamento. En contrapartida,  es una isla terriblemente cara aunque se puede comprar cosas para el barco que están a buen precio y que además será difícil de encontrar una vez abandonemos esta isla.
Por otra parte, durante este tiempo que hemos estado navegando por las islas venezolanas, ha servido para reflexionar y pensar que queremos hacer mientras
estemos navegando. Ideas hay muchas, algunas difíciles de ejecutar pero nada imposible. De momento prepararemos el barco lo mejor que podamos y a final
de año, cruzaremos el Canal de Panamá; palabras mayores que cada vez que pronuncio se me pone la boca chiquita. Y ahora que ya hemos cogido fuerzas, nos
iremos de aquí a unos días a Jamaica para luego pasar a Colombia y continuar hacia San Blas donde estaremos una buena temporada.
En fin, esto es lo que pensamos hoy; tal vez mañana decidamos ir hacia Colombia y dejar Jamaica para otro momento….ya veremos. O quien sabe, a lo mejor en junio estamos en Barcelona….en fin, tal vez sea lo bueno y lo malo de este viaje, es que nunca sabrás que pasará al día siguiente.
Besos y hasta pronto,
Laura
PD: hace días oí el alto el fuego de ETA. Sólo decir que fue un gran día.

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