22.12.2004 La Palma

22 diciembre 2004 a las 18:35 | Publicado en Empezamos | Deja un comentario
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Continuamos en Canarias y esta vez en “la isla bonita” como dicen aquí los nativos de La Palma, isla que realmente recomiendo que visitéis por su gran belleza y diversidad climática. Pero bueno, antes de hablaros de La Palma, me iré a Gran Canaria que es de donde escribí la última crónica. Pues bién, después de dos semanas de estancia en Las Palmas y reparando 80.000 cosas del Talula, partimos una madrugada a eso de las 4 am rumbo a Tenerife. La verdad es que las salidas nocturnas siempre son un tanto estremecedoras y aún más cuando se une una mar de fondo de considerable altura y un primer trayecto de ceñida con un vientecillo más o menos fuerte. Pero bueno, una vez empieza a amanecer, las cosas se ven  de otra manera. Y es cuando decides ir al baño. Y sin venir a cuento, te inicias en el fantástico mundo del vómito. Pues lo dicho, yo tan valiente y a falta de orinal en la bañera (hasta la fecha llevábamos una garrafa de agua que en la última travesía se la llevó una ola), me fui al lavabo. Con un viento de través de
puntas de 30 nudos y unas olas de 3 a 4 metros, se me giró la cabeza allá dentro y empezó mi agonía y mi estreno……vaya horror Dios. Pero eso no fue lo peor
ya que mientras agonizaba en un lateral del salón, la col asesina se me tiraba encima desde la red de las verduras y me caía justo encima de la barriga. Pero
bueno, finalmente y tal como íbamos llegando a Tenerife, la mar se iba calmando cosa que me hizo coger fuerza para salir disparada hacia la cubierta y observar el perfil de la isla que en un principio me pareció de lo más exótica y que me recordaron a las fotos de Jota de las islas del Pacífico.
Y qué decir de Tenerife, pues la verdad que a diferencia de Gran Canaria (la cual tampoco pude visitar a fondo pero lo que ví no me entusiasmó), es una isla amable y también con micro climas bastante diferenciados. La parte norte (personalmente la más bonita), tiene gran cantidad de acantilados.

 En el centro está el Teide con todo su parque más bién árido y de zonas

claramente volcánicas que cuando visitamos estaba llenito de nieve. Luego, antes de llegar a la parte alta, están los valles que son pinares de gran belleza y con rovellons que pudimos conseguir y deleitarnos luego con una picadita de ajo y perejil. Y el sur que es la zona más soleada y tal vez la menos representativa de la isla.
Aquí tuve la suerte de encontrarme con Pili, una ex compañera de piso que había venido a visitar a su familia. Con ella y con el resto de la familia, nos fuimos un domingo de excursión para conocer el sur y una parte del norte de la isla, día que por cierto, apenas vimos nada, pero entretenido, surrealista y accidentado lo fue totalmente. Total que cuando íbamos por el sur (zona donde nunca llueve), diluvió de tal manera, que por las carreteras iba el agua como si fueran torrentes y la espesura era tal, que no se veía absolutamente nada. Así que “los gigantes”, unos acantilados de 500 metros, no se pudieron ver de ninguna de las maneras. Y para finalizar y buscando una lugar para comer, pinchamos en medio del diluvio.
El pobre Jacinto (papá de Pili) empapado y un poco nervioso ya que la rueda de recambio estaba deshinchada, pudo llegar a una gasolinera y solucionar el problema mientras el resto nos quedamos en una parada de autobús empapados y muertos de frío. Pero bueno, al menos cuando conseguimos llegar a la parte
norte de la isla, el sol empezó a salir mientras nos dirigíamos a Garachico, un pueblecito encantador con unas piscinas naturales en las que Joseph, Pili y la
mama, se dieron un buen baño y retozaron felizmente como niños, acabando el día, delante de una rueda de churros y un chocolatito bién caliente.
Y lo dicho, ahora estamos en La Palma, una isla que en su parte sur es volcánica con lenguas de lava solidificada de la última erupción que hubo en el
1971, en el norte zona de acantilados, de carreteras estrechísimas y abundante vegetación y en el centro está la Caldera de Taburiente, que por desgracia no
hemos podido ver ninguno de los días ya que está totalmente tapado por la niebla y en la que hoy mismo (en el último intento), estaba incluso absolutamente
todo congelado.

Y aquí, y paseando por Santa Cruz de la Palma, Joan Antoni se encontró por casualidad con un conocido con el que nos fuimos a tomar unas cervezas y a cenar. Imaginaros, padre, madre y 4 niños de 7/8 años a 13 que se van hacia Ciudad del Cabo desde aquí Las Palmas. La travesía durará de 25 a 40 días acercándose primero bastante a Brasil para luego hacer un bordo hacia Ciudad del Cabo, vaya como quién dice, harán casi dos veces el Atlántico. Y bueno, ya os podéis imaginar la cena, anécdotas por aquí, anécdotas por allá, que si se me cayó un niño al agua, que si mi primer hijo nació en Lanzarote, el segundo en Tenerife, el tercero en Perú, el cuarto no me acuerdo y el quinto en Barcelona…..que si en Brasil varamos en una playa y nos ayudó luego todo el pueblo….y así hasta las mil. Noche divertida y entrañable. Tal vez sea lo mejor de este viaje, conocer gente y cada una de ellas con su historia y su proyecto de vida.
Bueno, creo que por hoy ya tengo suficiente y vosotros también, aunque me queda deciros la llegada a esta isla. En un principio entramos en el puerto de Santa
Cruz de La Palma. Aquí no hay marinas, así que intentando cogernos a una boya y sin demasiadas posibilidades de éxito ya que no había sitio, enganchamos la hélice con un cabo. Ya os podéis imaginar la situación, jota en el agua cortando el
cabo y yo peleándome con el Talula ya que teníamos al lado a un catamarán que se nos pegaba y la cosa se ponía un poco fea. Cuando jota logró cortar el cabo e
intentando recuperar fuerzas y aire, echamos el ancla para descansar y pensar que íbamos a hacer, total que cuando la levantamos, se nos engancha a otro muerto. Al menos éste con el bichero lo pudimos apartar, pero yo ya estaba harta de este lugar así que nos fuimos a un puerto pesquero al otro lado de la isla. Nos fuimos ya con el miedo en el cuerpo, sabiendo que en el otro lugar sería parecido a este y con la preocupación de que faltaban 30 millas, eran las dos de la tarde y
queríamos llegar de día. Pues bién, el objetivo se alcanzó ya que Talula volaba por encima de las olas haciendo puntas de 10 nudos y  al final, sin poder comunicar con nadie del puerto, pudimos atarnos a unas boyas, inflar el dingui y bajar a tierra.
Pues bueno, lo dicho, os dejo esperando que paséis unas fantásticas navidades en compañía de vuestra familia y que bueno, lo de siempre, ser buenos,
felices y no me comáis mucho que luego…..un besazo y hasta pronto
Laura


PD: la siguiente crónica ya será desde Senegal así que desearme suerte ya que será una travesía de 7 a 10 días……ayyy, ya me coge dolor de barriga.

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